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REVISTA INNOVA ITFIP, 11 (1). 91-115.DIC. 2022
Keywords: Business Ethics, Business Fraud; Compliance, Risks.
Introducción
La toma de conciencia está relacionada directamente con la ética, particularmente con la ética empresarial. La
ética ha motivado ingentes deliberaciones desde antaño, y hoy, goza de más vigencia que nunca.
Así lo veía en su época el primer ministro chino del emperador Ying Zheng, aquel precursor de la gran muralla
china, cuando decía “los primeros reyes fueron los mejores emitiendo juicios, porque hacían de los principios
morales el punto de partida para todas sus empresas y la base de todo lo que era beneficioso. Sin embargo, este
principio
es

algo

que

las

personas

de

inteligencia

media

nunca

respetan.

Al

no

respetarlo,

carecen

de
conciencia, y al carecer de conciencia, persiguen el beneficio. Pero, mientras persiguen el beneficio, les es
absolutamente imposible tener la certeza de alcanzarlo” (de Zunzunegui, 2011).
Este visionario pensaba que la “conciencia” es un aspecto que las personas promedio irrespetan, y que, por
ello persiguen el beneficio. Pero, ¿no era el beneficio propio lo que buscaba el emperador? Mandó construir
el mayor sarcófago del que se tenga conocimiento, hasta buscó el elixir de la vida eterna. El beneficio, sin
importar si estaba en la más alta, o en la más baja jerarquía social de la época, es lo que se perseguía. En otras
palabras, el beneficio siempre estará presente, haya o no haya conciencia.
El problema radica hacía qué tipo de beneficio se hace referencia, a uno que persigue la individualidad, o el
beneficio particular y colectivo. Es ésta la deliberación mayor de la ética, y en caso particular el concerniente
a la ética empresarial.
Los casos de fraude empresarial, el deterioro de la confianza ante las instituciones públicas que proviene de la
confianza en los funcionarios que las representan es el gran reto para Colombia.
La toma de conciencia adquiere su mayor preponderancia en un contexto empresarial, dado que la ética debe
reflejarse en todos los niveles de la organización. Desde los altos directivos (alta dirección) que deben dar las
directrices
para

que

la

organización

camine

sobre

un

Código

de

Integridad

(valores

organizacionales

y
principios), hasta el nivel operativo, donde debe verse amenizada la ética por medio de la aplicación de estrictos
procedimientos que garanticen la aplicación de dichos valores.
Empero, ¿será que tener estos lineamientos de carácter administrativo garantiza un adecuado y armonioso
funcionamiento en el marco de los principios y valores “decretados”? Esta investigación considera que no es
suficiente quedarse con estos lineamientos corporativos. Si éstos no están enmarcados en una férrea defensa
de la cultura corporativa del cumplimiento de valores y principios, y en la aplicación de los mismos de cara a
la ética corporativa, de nada servirá contar con un decálogo de que diga qué hacer, cómo, cuándo y por qué.