REVISTA INNOVA ITFIP, 10 (1). 122-137. JUN. 2022
de
las

personas,

ya

que

gracias

a

ella

se

pueden

generar

un

universo

de

posibilidades

y
oportunidades para todos, de manera individual y colectiva.
La educación inicia en el hogar por parte de los padres y se profundiza en la escuela. Por medio de
ella, todas las personas pueden desarrollar aptitudes, actitudes, valores, capacidades, habilidades,
destrezas y competencias necesarias para el desarrollo del pensamiento crítico de cada persona. Lo
anterior es el propósito de la educación, pero según Perrenoud (2012) la escuela se ha planteado
enseñar conocimientos que la mayoría de ellos no se pueden utilizar en el diario vivir y por ello los
estudiantes salen de la escuela sin tener la formación básica completa. De esta manera la educación
que se imparte en las instituciones educativas debe buscar la formación integral de sus estudiantes,
para ello, se necesita de ajustar la estructura curricular y cambiar la forma de pensar y de aplicar
los paradigmas educativos, por ende, una de las múltiples y posibles soluciones es la aplicación y
uso de las competencias.
De acuerdo a Tobón et al (2006), Tobón (2013) y De Zubiría (2014), no existe un concepto único
de
competencias,

dependiendo

de

la

perspectiva

de

cada

persona

se

puede

tener

una

diferente
perspectiva conceptual. Estos autores dejan claro que las competencias se deben trabajar de manera
integral, en
sus tres dimensiones: afectiva-emocional (actitudes

y

valores), práxica (habilidades
procedimentales
y

técnicas)

y

cognoscitiva

(conocimientos

y

habilidades

cognitivas),

para
cualquier área de conocimientos.
En
consecuencia,

se

definen

las

competencias

como

la

intercomunicación

e

interacción

de
conocimientos, valores, actitudes y destrezas, desde una comprensión integral y holística, de las
cuales dispone una persona para desarrollar de manera eficiente los desempeños necesarios para la
vida.
Competencias Matemáticas
Las Matemáticas están desde el origen de la humanidad y requieren de un lenguaje en el que se
puedan
comunicar

las

propiedades

y

las

relaciones

de

los

objetos

del

mundo

empírico.

En
consecuencia, enseñar matemáticas no es fácil, requiere de docentes que estén innovando en sus
procesos didácticos de manera constante, con la finalidad de formar personas integrales en el área
de matemáticas.
En este sentido, D’amore et al (2008) específica las diferencias conceptuales de competencias en
matemáticas, denotadas así: Competencias en Matemáticas (Endógena), el límite está en los saberes
que
los

estudiantes

pueden

disponer

y

adquirir

de

la

disciplina

matemática,

y

Competencia
Matemática
(Exógena),

se

encarga

de

formar

seres

humanos

integrales,

pragmáticos

y

con
capacidad de resolver tanto problemas matemáticos como problemas de la cotidianidad. De esta