REVISTA INNOVA ITFIP, 10 (1). 12-30. JUN. 2022
REVISTA INN
OVA ITFIP, 10 (1). 12-30. JUN. 2022
Sobre estas políticas el ejercicio ejecutado desde el Estado se orientó en atacar principalmente las
desigualdades sociales, emprendiendo esfuerzos en las regiones con el establecimiento de empresas
púbicas, proveyendo incentivos e infraestructuras, tratando de generar mayor actividad económica
e
industrial

(Moncayo,

2006).

En

otras

palabras,

el

propósito

central

se

basó

en

mitigar

la
desigualdad
regional

con

la

incorporación

de

firmas

industriales

de

gran

poder,

estrategia

que
pereció al iniciar los 70.
Posteriormente inició una era en donde la especialización de la producción y la consolidación de
empresas medianas y pequeñas, configuraron las dinámicas regionales. Se destaca que se antecedió
del fordismo, es decir, la forma de producción industrial en serie por medio de cadenas productivas.
De acuerdo a lo anterior, fenómeno de especialización de la producción es posfordista, en donde la
manufactura da cuenta de las necesidades particulares de los clientes, motivo por el cual se habla
de una especialización flexible (Helmsing, 1999). Ahora bien, esta evolución fue el principio de la
acumulación
flexible

en

las

regiones

y

agrupaciones

empresariales,

capaces

de

adaptarse

a

las
necesidades
y

desafíos

del

mercado,

que

posteriormente

se

reconocieron

como

los

distritos
industriales, por su concentración geográfica.
Son
las

características

anteriormente

expuestas

las

que

fundamentas

las

políticas

industriales
regionales de segunda generación. Aquí se clarifican las dinámicas de los distritos industriales y
sus
formas de organización territorial, donde sus actividades económicas configuran una nueva
manera
de

ser

abordadas

desde

los

organismos

reguladores,

motivo

por

el

cual

se

generan
mecanismos capaces de articular virtuosamente las dinámicas.
Es
aquí

donde

surgen

las

instituciones

locales

como

las

cámaras

de

comercio,

asociaciones
sectoriales
y

asociaciones

empresariales

locales,

para

proveer

una

nueva

mirada

a

las

antiguas
asociaciones
generales

y

globales,

lugar

en

que

no

se

daba

mayor

énfasis

a

las

posibilidades
existentes en el manejo de las nuevas configuraciones económicas, más flexibles, especializadas y
organizadas
geográficamente
(Helmsing, 1999)
.
El esfuerzo de estas nuevas instituciones, se ha dirigido acorde con las necesidades propias de los
distritos industriales, motivo por el cual sus servicios de información
y guía se han ajustado en
términos
de:

asociación,

organización,

emisión

de

lineamientos

normativos,

delimitación

de
regiones
industriales

especializadas,

vocería

en

asuntos

de

planeación

de

políticas

públicas

y
articulación con instituciones gubernamentales y educativas, es decir, a la medida de los desafíos
propios de los distritos industriales. Además, se incorporó un nuevo concepto de interacción entre
las
organizaciones

y

la

sociedad,

donde

se

consideró

la

importancia

del

capital

social

en

el
mantenimiento de la dinámica empresarial y económica. Allí los habitantes cercanos a los distritos
industriales,
como

los

colaboradores,

empezaron

a

gestionar

relaciones
más
fuertes

de
reconocimiento,
beneficios

mutuos,

flujos

de

información,

presentación

de

oportunidades

y
comportamiento
del

mercado,

generando

una

simbiosis

claramente

definida

por

sus

acto res
(Helmsing, 1999).